martes, 14 de septiembre de 2010

Teatro Corsario convierte la basílica de la Encina en escenario de la Pasión

Los miembros del Teatro Corsario transformarán mañana el espacio de la Basílica de Nuestra Señora de la Encina en escenario teatral para representar la obra Pasión, una singular propuesta escénica inspirada en la imaginería castellana y en los desfiles procesionales de la Semana Santa de Valladolid. Se trata de una obra que sigue representándose después de su estreno, hace ya 22 años, bajo la dirección de Fernando Urdiales.
La entrada para el público será libre hasta completar el aforo. La obra, que forma parte de los actos del Xacobeo 2010, dará comienzo a partir de las 21 horas. Está organizada por la Fundación Siglo para las Artes de Castilla y León y patrocinada por la Junta de Castilla y León. La obra está realizando una gira con la que Teatro Corsario está recorriendo los más significativos espacios religiosos de la comunidad, transformando su fin habitual para convertirlos en marco ideal para la expresión teatral, como ocurrirá mañana con el interior de la Basílica de Nuestra Señora de la Encina, uno de los espacios sagrados más visitados en el Bierzo por acoger la imagen de la patrona de la comarca.
La representación incluye el preciosismo estético basado e inspirado en la imaginería religiosa castellana, apoyado en el dramatismo de la misma para convertir la historia de la Pasión y muerte de Jesucristo en una tragedia contemporánea. Además, la propuesta teatral incorpora un cuidado trabajo corporal de los intérpretes y el sonido como un elemento más del dramatismo de la obra, lo que le confiere su atemporalidad y asegura su éxito.
Pasión toma como base las palabras de los cuatro evangelistas, pero con el añadido del espectáculo teatral y la carga dramática de las piezas clásicas del teatro universal.
El director de este montaje asegura que la Pasión supone un soplo de vida para imágenes que descansan en las hornacinas para revivir la historia que les llevó a ser esculpidas para el recuerdo. En este sentido, Urdiales destaca la “supranaturalidad” de la expresión barroca de este planteamiento escénico, colocando en el escenario santos y demonios de gestos contorsionados y voces atormentadas frente a una humanidad expectante que, en este caso, será el público asistente.

Fuente: La Crónica de León

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