Todos eran mis hijos, de Arthur Miller
Día:
Viernes, 14 de octubre.
Horario: 21
h.
Abono de Otoño
Duración: 90 minutos.
Precio: 20 euros. Parados, jóvenes y pensionistas: 16
euros.
UNA OBRA MAESTRA DEL TEATRO UNIVERSAL. UN
REPARTO Y UNA DIRECCIÓN MAGISTRALES
Un texto convertido en un clásico del teatro
contemporáneo, una dirección de las que no se notan pero están, una adaptación
sintética y respetuosa, una producción impecable y un reparto que funciona como
el mecanismo de un reloj hace de "Todos eran mis hijos" una de las mejores
funciones de la última temporada madrileña. El montaje se presentará en el
Bergidum el próximo 14 de octubre con Carlos Hipólito, Gloria Muñoz y
Fran Perea entre los protagonistas.
La familia, la responsabilidad y la ambición
son la base argumental de esta pieza, estrenada en 1947 y escrita por Arthur
Miller, uno de los dramaturgos fundamentales de la historia reciente del teatro
universal. El protagonista es Joe Keller, el patriarca de una modélica familia
de un barrio residencial estadounidense y próspero industrial que pasa de
fabricar electrodomésticos a hacer fortuna vendiendo piezas de aviones al
Gobierno durante la Segunda Guerra Mundial. La trama va destapando los
secretos familiares y la miseria moral de un negocio enfangado por la ambición
sin límites, con la guerra como telón de fondo.
Como ha señalado el crítico Javier Vallejo
"todas las obras de Arthur Miller hablan de un desmoronamiento: la caída de
Willy Loman en Muerte de un viajante, la de Eddie Carbone en
Panorama desde el puente o la de Joe Keller en Todos eran mis
hijos son parábolas de la Gran Depresión que asoló EE UU durante dos
décadas y antídotos contra el triunfalismo de la posguerra"
La producción que llega al Bergidum es una
propuesta del madrileño Teatro Español encargada al director argentino Claudido
Tolcachir, el responsable de "La omisión de la familia Coleman", uno de los
fenómenos teatrales de los últimos tiempos en España. Tolcachir ha sintetizado
el texto de Miller, reduciendo la duración a una intensa hora y media y
trabajando con un magnífico plantel de veteranos intérpretes, encabezados por
Carlos Hipólito y Gloria Muñoz, al lado de otros más jóvenes como Fran Perea o
Manuela Velasco.
El resultado es uno de los mejores montajes
de la última temporada madrileña. "El espectáculo -ha
dicho la crítica- resulta vivo, fresco y dinámico. Su lectura de la trama llega
con nitidez y conduce al público con inteligencia desde la comedia costumbrista
del inicio hasta la intensidad de la emoción trágica. Y lo hace manejando con
precisión los elementos con los que cuenta para construir su discurso escénico.
Tiempo, ritmo, espacio, trabajo actoral... todo fluye con equilibrio, con
coherencia, con sentido y solidez".
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