La crisis hace estragos. Desde que el Hogar del Transeúnte de Ponferrada reabriera sus puertas el pasado mes de marzo, convertido también en comedor social, el número de cenas servidas es casi el doble que en años anteriores. En total, el centro sirvió 8.123 menús a la hora de cenar. A ello hay que sumar las más de 8.000 comidas que no se incluyen en la comparativa porque hasta el año pasado no existía el servicio. El balance es desolador. La pobreza crece en el Bierzo y teniendo en cuenta que el número de personas que duerme en las estancias del Hogar se mantiene similar a otras anualidades -”en torno a las 3.500-” se deduce que quien va a comer y a cenar es gente que tiene hogar pero carece de medios para alimentarse.
Así lo explica el rector de la Basílica, Antolín de Cela, en declaraciones a este periódico. Los calificó de «pobres vergonzantes», refiriéndose a que son personas poco acostumbradas a valerse de la caridad para comer. Hombres y mujeres -”sobre todo hombres-” que hasta ahora no tenían problemas pero que con la crisis se han visto abocados al paro y a las dificultades económicas. Encuentran en este servicio la única vía de sustento y sólo tienen que pagar un euro. Sí, la comida no es gratuita, tiene un precio simbólico que al mismo tiempo sirve para disponer de un colchón con el que comprar más alimentos -”pan y aceite sobre todo-”. «Poniéndole este precio a la comida intentamos educarles, que entiendan que esto no es la sopa boba y que comer cuesta, que no se mal acostumbren», apuntó De Cela. No obstante, si alguno no tiene siquiera un euro, siempre hay alguien que se lo presta. De aquí nace también la picaresca de pedir a más de uno para conseguir más monedas. Con la excusa de comer, algunos piden dinero que luego emplean en otros menesteres. Alcohol, por ejemplo, tal y como reveló el rector de la Encina. El alcohol y las drogas son mundos que tocan de cerca a estas personas. No todos, pero sí gran parte ha caído en el pozo de las adicciones para huir de su realidad personal.
Otro dato reseñable es que en torno al 20% de estos menesterosos presenta algún problema psíquico. Esquizofrenias o paranoias son frecuentes entre individuos, que o no tienen familia o la tienen pero desestructurada, por ello acuden al Hogar. «Los problemas de soledad» -”como los definió De Cela-” también llevan a estos hombres a echarse a la calle. Divorcios o muertes que cambian su vida.
Fuente: Diario de León
Así lo explica el rector de la Basílica, Antolín de Cela, en declaraciones a este periódico. Los calificó de «pobres vergonzantes», refiriéndose a que son personas poco acostumbradas a valerse de la caridad para comer. Hombres y mujeres -”sobre todo hombres-” que hasta ahora no tenían problemas pero que con la crisis se han visto abocados al paro y a las dificultades económicas. Encuentran en este servicio la única vía de sustento y sólo tienen que pagar un euro. Sí, la comida no es gratuita, tiene un precio simbólico que al mismo tiempo sirve para disponer de un colchón con el que comprar más alimentos -”pan y aceite sobre todo-”. «Poniéndole este precio a la comida intentamos educarles, que entiendan que esto no es la sopa boba y que comer cuesta, que no se mal acostumbren», apuntó De Cela. No obstante, si alguno no tiene siquiera un euro, siempre hay alguien que se lo presta. De aquí nace también la picaresca de pedir a más de uno para conseguir más monedas. Con la excusa de comer, algunos piden dinero que luego emplean en otros menesteres. Alcohol, por ejemplo, tal y como reveló el rector de la Encina. El alcohol y las drogas son mundos que tocan de cerca a estas personas. No todos, pero sí gran parte ha caído en el pozo de las adicciones para huir de su realidad personal.
Otro dato reseñable es que en torno al 20% de estos menesterosos presenta algún problema psíquico. Esquizofrenias o paranoias son frecuentes entre individuos, que o no tienen familia o la tienen pero desestructurada, por ello acuden al Hogar. «Los problemas de soledad» -”como los definió De Cela-” también llevan a estos hombres a echarse a la calle. Divorcios o muertes que cambian su vida.
Fuente: Diario de León
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