La localidad cabreiresa de Santalavilla (Benuza) hace ya unos años que decidió imprimir una impronta diferente a sus celebraciones patronales en honor a la virgen del Rosario. Una pátina mucho más cultural al programa lúdico que es consustancial a cualquier festejo en el Bierzo.
Este año, los festejos que se desarrollan durante este fin de semana no dejan ni mucho menos de lados los populares torneos de bolos y de subasta para los mayores o los juegos infantiles para los mas pequeños con carrera de sacos, tirada a la llave y piñatas, incluidas.
El homenaje a la cocina de caza de la zona tampoco se echará de menos. La Junta Vecinal ha preparado para mañana sábado por la tarde una opípara degustación de patatas con jabalí para todo el vecindario y los visitantes que se acerquen a Santalavilla. El baile-vermouth pondrá el broche el domingo a la misa y a la procesión.
Pero si algo llama la atención dentro de otra vertiente de las actividades previstas será la ruta histórica que la organización a preparado apelando a la nostalgia y a la memoria del pueblo. De un lado a través de la séptima edición de la muestra de fotografías locales, un recorrido en imágenes por la evolución de Santalavilla y de sus pobladores.
Casamientos endógenos. Si bien la gran novedad en este marco cultural es una segunda vía, la posibilidad de saltar de rama en rama por los 24 árboles genealógicos de otras tantas familias del pueblo desde 1780. Un trabajo arduo dirigido por Manuel García que arroja luz adicional sobre cómo debido a las pésimas comunicaciones existentes en la zona la mayoría de los matrimonios se forjaban entre miembros del mismo pueblo o con aquellos de pueblos limítrofes. Como muy allá con vecinos de Pombriego, Ferradillo, Castroquilame, Llamas o Robledo de Sobrecastro.
En la anécdota casi inédita aparecía casamientos en Santalavilla de habitantes de lugares tan dispares como Becerreá de donde era la tatarabuela del actual alcalde-pedáneo o de Barres-Castropol (Asturias) de donde vino el tatarabuelo del propietario del restaurante Embajadores.
También se puede observar como debido al fenómeno de la inmigración algunas familias han perdido todo contacto con el pueblo sobre todo aquellas que cruzaron el charco.
Fuente: Diario de León
Este año, los festejos que se desarrollan durante este fin de semana no dejan ni mucho menos de lados los populares torneos de bolos y de subasta para los mayores o los juegos infantiles para los mas pequeños con carrera de sacos, tirada a la llave y piñatas, incluidas.
El homenaje a la cocina de caza de la zona tampoco se echará de menos. La Junta Vecinal ha preparado para mañana sábado por la tarde una opípara degustación de patatas con jabalí para todo el vecindario y los visitantes que se acerquen a Santalavilla. El baile-vermouth pondrá el broche el domingo a la misa y a la procesión.
Pero si algo llama la atención dentro de otra vertiente de las actividades previstas será la ruta histórica que la organización a preparado apelando a la nostalgia y a la memoria del pueblo. De un lado a través de la séptima edición de la muestra de fotografías locales, un recorrido en imágenes por la evolución de Santalavilla y de sus pobladores.
Casamientos endógenos. Si bien la gran novedad en este marco cultural es una segunda vía, la posibilidad de saltar de rama en rama por los 24 árboles genealógicos de otras tantas familias del pueblo desde 1780. Un trabajo arduo dirigido por Manuel García que arroja luz adicional sobre cómo debido a las pésimas comunicaciones existentes en la zona la mayoría de los matrimonios se forjaban entre miembros del mismo pueblo o con aquellos de pueblos limítrofes. Como muy allá con vecinos de Pombriego, Ferradillo, Castroquilame, Llamas o Robledo de Sobrecastro.
En la anécdota casi inédita aparecía casamientos en Santalavilla de habitantes de lugares tan dispares como Becerreá de donde era la tatarabuela del actual alcalde-pedáneo o de Barres-Castropol (Asturias) de donde vino el tatarabuelo del propietario del restaurante Embajadores.
También se puede observar como debido al fenómeno de la inmigración algunas familias han perdido todo contacto con el pueblo sobre todo aquellas que cruzaron el charco.
Fuente: Diario de León
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